Conocerme mejor (9) Ho´oponopono

Conocerme mejor (9) Ho´oponopono

El artículo (8) anterior subraya la importancia de manejar expectativas positivas hacia quienes dirigimos, orientamos o enseñamos. Goethe decía:»Si tratamos a una persona como lo que es, seguirá siendo lo que es; pero, si la tratamos como lo que podría ser, entonces se convertirá en todo lo que puede llegar a ser».

¿Qué necesito yo aprender y hacer para interiorizar esta actitud positiva hacia la vida y hacia los demás? Pues, si mis actitudes vienen principalmente de mis pensamientos y emociones, puedo empezar por trabajarme, limpiando a ambos. Para ello he de estar dispuesto a hacerlo, tener la intención de hacerlo y hacerlo. Es lo esencial. Después, si bien el cómo es importante, no plantea grandes dificultades porque hay donde elegir. Hoy existen muchas técnicas para iniciar mi higiene interior (constelaciones sistémicas, programación neurolingüística, bioenergética, coaching, meditación, reiki, etc.) e información más que suficiente para poder elegir la más adecuada para mí. Hay diversos niveles de profundización en cada técnica. Otra solución consiste en recurrir a varias y luego elegir en función de la experiencia de cada uno. Es el viaje más fascinante que uno puede hacer.

En relación a interiorizar actitudes positivas, cabe mencionar una técnica ancestral hawaiana muy sencilla y eficaz de resolución de conflictos tanto antiguos como los que nos surgen en el día a día, llamada Ho´oponopono, objeto de estudio de muchos, entre ellos el Dr. Joe Vitale. Dicha técnica de sanación fue descubierta y puesta al día para el mundo de hoy por el Dr. Len (Ihaleakala Hew Len), después de curar en el Hospital Estatal de Hawai un pabellón entero de pacientes criminales desequilibrados mentales sin haber visto a ninguno de ellos. Cuando estudiaba la ficha de cada preso, enseguida miraba hacia su propio interior con el fin de sanar la parte suya que había creado la enfermedad en esa persona. A medida que él mejoraba, el paciente mejoraba también. Dicho pabellón se cerró al cabo de cuatro años por falta de reclusos.

Ho´oponopono considera que lo que vemos fuera es solo el reflejo o el espejo de nuestro interior, de lo que nos ocurre dentro. Cuando observamos algún problema en alguien, aquella persona es tan solo un reflejo de una memoria errónea o dolorosa guardada en nuestro subconsciente que se expresa a través de aquel problema en aquella persona. El problema no es la persona, sino nuestros pensamientos sobre ella. Según los antiguos hawaianos, el inconveniente proviene de pensamientos contaminados por memorias erróneas o dolorosas acontecidas en el pasado.

La mente conciente no puede controlar estas memorias porque se disparan automáticamente, siendo ellas las que controlan nuestra vida y nos ocasionan problemas en todos los ámbitos. Estas memorias nuestras y de nuestros antepasados son proyectadas todo el tiempo, creando nuestra realidad, haciéndonos repetir experiencias sucedidas en historias de las que no sabemos el por qué, ni como salir de ellas. En estas situaciones que se repiten, tenemos la ilusión de que el problema está en el otro y que si él cambiase, nuestro sufrimiento se acabaría. Así, invertimos mucha energía en este empeño por modificar al otro.

En otras ocasiones, si el problema es del otro, preferimos mantener una distancia confortable desde donde poder asistir y continuar interfiriendo con nuestros pensamientos. Solamente que el otro…..es el reflejo de una o varias de mis memorias erróneas…..el otro me muestra, como si un espejo fuera, una parte de mí mismo…..y es mi responsabilidad limpiar todo lo equívoco que he creado a partir de mis pensamientos, juicios, creencias, palabras, recuerdos, emociones, sentimientos, hechos y acciones acumulados desde mi comienzo. De hecho, puedo cambiar mi realidad cambiando mi interior, limpiando mi subconsciente de estas memorias repetitivas y dolorosas. Cuando me cambio por dentro, mi realidad cambia. Cambia mi vida, mi familia, mi comunidad, mi entorno.

La limpieza tiene lugar en mí…..el trabajo lo hago yo conmigo……y como esas memorias son compartidas en red (ya que yo estoy en relación con los demás)…. al limpiarlas en mí, también estoy limpiando el Todo. Ho’oponopono nos muestra cómo limpiarnos de dichas memorias nocivas y liberar la energía que estamos gastando en mantener estos pensamientos dolorosos o errores derivados que causan desequilibrio y enfermedades.

Ho’oponopono significa justamente «hacer lo correcto» o «corregir un error«. ¿Cuál es su objetivo? Traer paz y equilibrio de una manera simple y efectiva, mediante la limpieza mental y física a través de un proceso de arrepentimiento, perdón y transmutación. Puede ser usado por todas las personas independientemente de su edad y cultura.

¿Qué puedo lograr con el Ho´oponopono?:

– Ver cómo resolver problemas de una manera simple.

– Conocer cómo soltar los problemas que me causan stress, enfermedad y desequilibrio.

– Saber quien realmente soy y encontrar mi identidad a través de la introspección y la sanación de mí mismo, a través del borrado de mis memorias erróneas, miedos, etc.

– Ver cómo comunicarme y proteger a mi subconsciente, que es quien materializa las cosas en mi vida.

– Conseguir paz interior y equilibrio mediante la purificación espiritual, mental y física.

– Saber cómo sanar y dejar partir memorias emocionales dolorosas sin tener que revivirlas.

– Profundizar en el perdón y no interferir la transmutación con mi mente.

El Ho´oponopono se basa en las siguientes creencias:

1. Yo creo mi realidad. Ésta contiene diversas facetas. Unas me gustan más que otras. Todo lo que veo y experimento, todas las personas que me rodean, mis relaciones con ellas, todo lo que conforma mi mundo, está ahí porque yo lo he creado, yo lo he elegido. Son proyecciones que salen de mi interior. Si hay un problema, no está ahí fuera, está en mí. Por tanto, el resolverlo y mejorar mi realidad, pasa por sanar mi interior, y eso es de mi exclusiva responsabilidad. Cada uno de nosotros es 100% responsable de lo que ocurre en su respectivo mundo y de las cosas que le ocurren.

Según el Dr. Len: «La Responsabilidad Total se extiende a todo lo que está presente en mi vida, simplemente porque está en mi vida. Todo lo que veo, escucho, saboreo, toco o experimento es mi responsabilidad. Lo que experimento y no me gusta, está ahí para que yo lo sane. El problema no está ahí afuera ni en los demás. Está en mí, y para resolverlo, debo sanarme yo. Soy yo el que debe cambiar».

Y si deseo sanar a alguien, lo hago sanándome a mí mismo. ¿Suena a raro? Recurrir al siguiente símil informático y metafórico puede ayudarnos a captar su significado: Si se borra un archivo de la memoria de un ordenador en red, no solo desaparece para el usuario de dicho ordenador, sino también para todos los demás usuarios que están conectados entre sí por dicha red. Si yo limpio mi ordenador en red de memorias erróneas, impido a los ordenadores conectados al mío acceder y trabajar con ellas.

Esta creencia contrasta manifiestamente con la siguiente creencia habitual que tenemos muchos: «Soy el responsable de lo que pienso, siento y hago, pero no soy responsable de lo que piensan, sienten y hacen los demás».

2. Mi Yo incluye tres partes esenciales:

– Padre / Supraconsciente

– Madre / Consciente

– Mi Niño Interior / Subconsciente

Mi Niño Interior / Subconsciente posee la llave de mi felicidad porque crea inconscientemente muchas experiencias partiendo de los datos que posee de experiencias antiguas. El afán de mi parte Niño es ser feliz, como cualquier otro niño en el mundo, él me ama y se identifica con mí ser físico. Como cualquier niño, necesita que le preste atención, le encanta que le mime y necesita sentirse verdaderamente querido, valorado y protegido. Mi Yo es perfecto, pero no las memorias que contiene y los datos con los que trabaja.

Para que yo pueda estar en mi Yo, en mi Identidad, necesito limpiar memorias de una forma permanente, porque éstas son compañeras constantes del Subconsciente, nunca se van de vacaciones, nunca se jubilan, nunca se detienen en su incesante revivir. Los pensamientos, las creencias y la culpa proceden de memorias revividas.

El Ho´oponopono incide precisamente ahí, en la corrección de lo errado de esas memorias y datos, en la corrección de la visión y la creación de este Niño Interior que a toda costa intenta que lo tome en consideración, incluso usando el sabotaje de mis proyectos para conseguirlo si es necesario.

3. Hay una Divinidad cuya sabiduría y poder son muy superiores a las nuestras y que nos ama incondicionalmente.

4. Tenemos que estar dispuestos a dejar todo en manos de esta Divinidad para que sane nuestros recuerdos, sentimientos, creencias…, para que sane la raíz misma de toda experiencia no deseada o dolorosa que tengamos y para que sane al mismo tiempo a los demás. Tenemos que estar dispuestos a aceptar nuestra Responsabilidad Total, aceptar la ayuda de la Divinidad y aceptar que es sólo con su ayuda con la que podremos sanar y ser sanados.

No practicamos el Ho´oponopono para modificar al otro, sino para que la Divinidad limpie en nosotros las memorias erróneas o dolorosas y los pensamientos derivados que nos hacen ver al otro como problema.

Cuando esas tres partes de mi Yo, presentes en cada molécula de la realidad, cuando esta «familia interna» mía se encuentra alineada, y cuando yo estoy en sintonía con la Divinidad, llega el equilibrio y la vida comienza a fluir. Ho’oponopono restaura el equilibrio, primero en el individuo y después en los demás. ¿Cómo?

La parte Consciente inicia el proceso con la petición ascendente a la Divinidad que borre las memorias erróneas revividas del Subconsciente. Tras su aprobación, la Divinidad manda energía de transmutación al Supraconsciente, Consciente y Subconsciente, la cual neutraliza las memorias designadas, dejando un vacío y liberando energía.

Ho’oponopono se basa en pedir a la Divinidad que cancele programas y memorias erróneas que están en mí y también en otras personas, asumiendo que yo soy el responsable, a través de las siguientes frases:»Por favor, limpia en mí lo que está contribuyendo a que aparezca este problema» ó «Si yo, mi familia, mis parientes y antepasados lo han ofendido a usted, a su familia, a sus parientes y antepasados con pensamientos, palabras, hechos y acciones desde el inicio de nuestra creación hasta ahora, pido su perdón. Que esto limpie, purifique y libere todos nuestros recuerdos negativos y energías y vibraciones no deseadas».

Después hay que decir:

Lo siento (Significa que me hago cargo de mí al 100%)

Perdóname (El poderoso sentimiento del perdón lleva a la curación)

Gracias (Por la oportunidad de trabajar una potencia mía, de borrar y liberarme de memorias y creencias erróneas, y de trascender las anécdotas que me distraen)

Te amo (Con ello, estoy pidiendo sanar mi Niño Interior para sanarme a mí mismo y a los demás en base a una actitud amorosa).

Cuando desee mejorar cualquier aspecto o situación en mi vida, sea externo o interno, hay sólo un lugar donde intentarlo: dentro de mí. Y cuando mire allí, lo haré amorosamente y asumiendo mi 100% de responsabilidad. Y mientras me amo plenamente y me mejoro a mí mismo, mejoro mi mundo. Cuando yo cambio por dentro, cambia mi realidad.

De hecho, cada vez que borro memorias y pensamientos erróneos en mí que me llevan por caminos equivocados, me siento mejor. Cuando alcanzo un cierto nivel de limpieza, me despierto y entro de nuevo en contacto con quien realmente soy. Cuando eso sucede, comienzan a aparecer varios niveles de conciencia:

• Aparece la Intuición, que está por encima de la razón. Estoy conectado con la fuente.

• Toda la información que quiero o tengo está dentro de mí. Soy una biblioteca dinámica que se actualiza constantemente. Todo lo que necesito saber, lo sé, de mí hacia mí, de mí hacia la vida, y de la vida hacia mí.

• Se desvela lo que tengo que hacer. Se produce un alineamiento con mi conciencia, lo activo, lo conecto con la realidad multidimensional y me proyecto al mundo.

• Creo mi destino en armonía, creo mi realidad.

Cada uno tiene su momento para despertar. O posiblemente varios, porque cuando nos despertamos y nos hacemos conscientes de algo, vemos claro el camino que tenemos delante por recorrer y alcanzar la cima, pero al llegar a ella nos damos cuenta que más allá hay otra más alta. Y hay otras más después. De hecho, voy progresando en mis niveles de conciencia. Cuando trasciendo una capa de mi cebolla, alcanzo la siguiente, y así sucesivamente, hasta que llego a mi tierno y amoroso Yo.

Pero para que todo eso suceda, tengo que creer en la Divinidad, estar en contacto con ella, y tener una actitud adecuada. ¿De dónde me viene todo eso? ¿Qué me da impulso y energía para cumplir con todas esas condiciones? Todo ello me hace pensar y sentir que el viaje al crecimiento y transformación de cada uno es único, sagrado e irrepetible.

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Párrafos extractados de la entrevista de Cat Saunders con Ihaleakala Hew Len, originalmente publicada por The New Times, en Septiembre de 1997. Más información en www.hooponopono.org.

Según el Dr. Len:»Toda terapia es una forma de manipulación. La manipulación sucede cuando yo, el terapeuta, llego con la idea de que usted está enfermo y yo voy a trabajar con usted. La cosa es muy diferente cuando creo que usted llegó hasta mí para traerme una oportunidad de mirar lo que está sucediendo conmigo. En este caso no hay manipulación».

«Si la terapia estuviese basada en la creencia de que usted está allí para salvar a otro, curar a otro u orientar a otro, la información que usted trae emerge del intelecto, de la mente Consciente. Pero ¡el intelecto no está habilitado para entender y abordar problemas, no tiene la menor condición para solucionarlos! Él es incapaz de comprender que, cuando una situación problemática es solucionada por transmutación, no solo la situación queda resuelta, sino también todo lo que estuviese relacionado con ella, comprendiendo niveles microscópicos y extendiéndose hasta el inicio de los tiempos».

Len: «¿Qué es un problema? En esta pregunta no hay claridad. Y como no hay claridad, ellos inventan una forma de resolver el problema… como si el problema estuviese «ahí fuera». Por ejemplo, el otro día recibí una llamada telefónica de una mujer, cuya madre tenía 92 años. Ella decía: «Mi madre está con un horrible dolor en las caderas desde hace ya muchas semanas». Mientras la mujer hablaba conmigo, yo hacía la siguiente pregunta a la Divinidad: «¿Qué está sucediendo conmigo para haber causado el dolor en esta señora? ¿Como puedo resolver este problema dentro de mí? Las respuestas vinieron y yo hice lo que me fue solicitado».

«Puede ocurrir que la semana próxima la mujer me llame para decir que su madre está mejor. Esto no significa que no habrá reincidencia del problema, porque puede haber diversas causas para aquello que parece ser el mismo problema».

Len: «La idea es que personas como nosotros, terapeutas, estamos justamente trabajando en profesiones de cura porque ya causamos mucho dolor por ahí. Y ¡Atendemos personas que nos pagan por haberles causado problemas! ¿No es maravilloso que la gente sepa esto? Pero, nadie lo sabe. Muchos psicólogos y psiquiatras continúan creyendo que su función es ayudar a curar a otro. Vamos a suponer que usted vino a consultarme. Yo pido a la Divinidad: «Por favor, lo que quiera que esté sucediendo dentro de mí que causó este dolor en Cat, dígame como puedo corregirlo». Y después estaré aplicando continuamente la orientación recibida, hasta que su dolor se vaya, o hasta que usted me pida que pare. Lo importante no es propiamente el efecto, sino llegar al problema. Esa es la llave. Yo no me enfoco al resultado porque esto no es de mi competencia. Nosotros solo podemos hacer la petición».

Len: «Tampoco sabemos cuando un determinado dolor o enfermedad se va a alterar. Recuerdo un caso en el que se recomendó a una mujer el tratamiento con cierta hierba, la cual no estaba surtiendo efecto. Nuevamente la cuestión es: «¿Qué sucede dentro de mí que hace que esta mujer no reciba los beneficios de la hierba?» Y yo trabajo con eso. Me pongo a limpiar y quedo callado, permitiendo que el proceso de transmutación se opere. Pero si mientras sucede, yo me apegara a mi intelecto, el proceso es interrumpido. La cosa más importante a recordar cuando un trabajo de sanación no surte efecto, es aceptar la posibilidad de que la causa del problema está en errores múltiples, en múltiples cuestiones y memorias dolorosas. ¡Nosotros no sabemos nada! Solo la Divinidad sabe lo que está sucediendo».

«En una conversación con una maestra de Reiki, le pregunté: «Cuando alguien le viene con un problema, ¿En dónde lo busca usted?». Ella me miró intrigada. Y yo le dije: «En usted. Porque fue usted quien causó el problema, y su cliente le va a pagar por la cura de un problema ¡que es suyo!».

Len: «100% de consciencia de que fui yo quien causó el problema. 100% de consciencia de que es mía la responsabilidad de corregir el error. ¡Imagine el día en que todos nosotros seamos 100% responsables! ¿Como convencer a las personas de que nosotros somos 100% responsables de los problemas? Si usted quiere resolver una situación problemática, trabájela en usted mismo. Si la cuestión está ligada a otra persona, pregúntese a sí mismo: «¿Qué hay de errado en mí que está haciendo que esta persona me incomode? ¡Las personas solo aparecen en su vida para incomodarle! Cuando usted sabe esto, puede superar cualquier situación y liberarse. Es simple: Siento mucho todo lo que está sucediendo. ¡Por favor perdóname!».

Len: «Usted no necesita decirles esto en voz alta, y tampoco necesita entender el problema. Ahí está la belleza de todo. Usted no tiene que entender. Es como Internet. ¡Usted no entiende nada de como funciona! Usted solo llega hasta la Divinidad y dice: «¿Vamos a hacer una descarga?» La Divinidad entonces proporciona la descarga y usted recibe toda la información. Pero, como nosotros no sabemos quiénes somos, nunca hacemos la descarga directa de la Luz. Vamos a buscarla fuera. Pero es un trabajo interno. Si usted quiere tener éxito, trabájese internamente. ¡Trabájese en usted mismo!»

Cat: Reconozco que la única cosa que funciona es ser 100% responsable. Pero hubo un tiempo en que lo cuestioné, porque yo era una persona muy responsable que cuidaba de mucha gente. Cuando le escuché hablar sobre el 100% de responsabilidad por mí misma, y por todas las situaciones y problemas, pensé: ¡Eso es una locura! Pero cuanto más reflexionaba sobre ello, más fui descubriendo que hay una gran diferencia entre ser celosa en exceso, y ser totalmente responsable por el celo conmigo misma. Lo primero tiene que ver con ser una buena chica, y lo segundo, con ser libre.

Cat: En relación a la época en que trabajó como psicólogo en el ala de locos criminales en el Hospital Estatal de Hawai, dijo que cuando comenzó a trabajar allí, había mucha violencia entre los internos y que, después de cuatro años, todo quedó en paz.

Len: «Básicamente, asumí el 100% de responsabilidad. Solo trabajé conmigo mismo».

Cat: ¿Es verdad que, durante todo aquél tiempo, usted no tuvo contacto con ninguno de los internos?

Len: «Es verdad. Yo solo entraba en el ala para verificar los resultados. Si ellos aún parecían deprimidos, yo trabajaba un poco más en mí mismo».

«Para los antiguos hawaianos, todos los problemas comienzan con el pensamiento. Pero el problema no está en el simple pensar. El problema ocurre cuando nuestros pensamientos están impregnados de memorias dolorosas respecto de personas, lugares o cosas. El trabajo intelectual por sí solo no es capaz de resolver estos problemas, porque la función del intelecto es apenas de administrar. Y no es administrando las cosas como se resuelven problemas. ¡Usted quiere librarse de ellos! Cuando usted hace Ho’oponopono, lo que sucede es que la Divinidad coge los pensamientos dolorosos y los neutraliza o los purifica».
«No se trata de neutralizar o purificar a la persona, lugar o cosa. Usted neutraliza la energía que usted asocia con aquella persona, lugar o cosa. Por tanto, la primera práctica del Ho’oponopono es la purificación de la energía».

Entonces, algo maravilloso sucede. La energía no es solamente neutralizada, sino también liberada. El resultado es una pizarra totalmente nueva. Lo que los budistas llaman como «el Vacío». El último paso es permitir que la Divinidad entre y llene el Vacío con Luz. Para hacer Ho’oponopono, usted no necesita saber cual es propiamente el problema o el error. Usted solo tiene que darse cuenta de que está teniendo un problema, sea físico, mental, emocional o cualquier otro. Después de que usted lo ha percibido así, su responsabilidad es comenzar inmediatamente la limpieza, diciendo: «Lo siento, Perdóname».
Cat: Quiere decir que la verdadera función del intelecto no es resolver problemas, sino pedir perdón.

Len: «Si. Yo tengo dos tareas en este mundo. La primera es cuidar de la limpieza. Y la segunda es despertar a las personas que están adormecidas. ¡Casi todo el mundo está adormecido! ¡Pero la única manera de hacerlas despertar es trabajando conmigo mismo! Esta entrevista sirve de ejemplo. Durante las semanas que precedieron a nuestro encuentro, estuve haciendo el trabajo de clarificación, para que cuando nos encontrásemos, fuésemos como dos lagos juntando sus aguas».

Cat: ¡En estos diez años que hago entrevistas, esta fue la primera vez que no me preparé! Siempre que intentaba hacerlo, mi Niño/Subconsciente decía que yo debía, sólo venir y estar con usted. Mi intelecto hizo de todo para convencerme de que yo tenía que prepararme, pero yo no lo escuché.

Len: «¡Mejor para usted! El Niño/Subconsciente, a veces, es muy divertido. Cierto día, yo iba bajando en coche por una calle en Hawai. Cuando me preparaba para coger una desviación a la derecha, por donde yo siempre pasaba, escuché la voz melodiosa de mi Niño/Subconsciente: «Si yo fuese usted, yo no iría por ahí». Y yo pensé: «Pero la gente siempre va por ahí». Y continué mi camino. Unos cincuenta metros más adelante, escuché de nuevo: «¡Eh! Si yo fuese usted, no bajaría por ahí». Segunda oportunidad: «Pero la gente siempre va por ahí». En ese momento, nuestra conversación ya era en voz alta y las personas de los coches próximos me miraban creyéndome loco. Anduve 25 metros más, y escuché un estruendoso: «Si yo fuese usted, no bajaría por ahí». Bajé, y acabé estando parado unas dos horas y media. A causa de un enorme accidente, estaba todo congestionado. No se podía ir ni para adelante ni para atrás. Ahí, escuché a mi Niño/Subconsciente decir: «¡¿No te lo dije?!». Y él se quedó sin hablar conmigo un tiempo. Y con razón. ¿Por qué hablar conmigo si yo no lo escuchaba?».

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Carlos Surroca administrator