La comprensión y utilización positiva de las emociones

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“Las emociones son el poder que nos conecta con todo lo que nos importa. Sin emoción, no podemos identificar lo que es valioso o decidir el tiempo y esfuerzo que estamos dispuestos a emplear para conseguir o dejar algo. Las emociones son lo que da entusiasmo y sentido a nuestra vida, y hacen que valga la pena el enorme esfuerzo a realizar para llegar y disfrutar del auténtico éxito” Julio Olalla.

Sin embargo, las emociones suelen producir miedo y rechazo en nuestra sociedad denominada civilizada. Probablemente porque se las conoce poco. Lo racional se ha impuesto a la intuición y a las emociones.

Las emociones son fuente de informaciones valiosas en todas las situaciones de nuestra vida cotidiana y es peligroso ignorarlas. De hecho, la mayoría de las operaciones empresariales, tipo fusiones, adquisiciones, etc. que fallan, lo hacen porque los que deciden llevarlas a cabo no han previsto ni se han preparado para afrontar el enorme desgaste emocional que conllevan.

Es por ello que, según Christel Petitcollin, cuando la emoción aparece, choca y asusta a la mayoría de las personas. Muchos piensan que “gestionar sus emociones” significa domarlas, controlarlas, reprimirlas y sobretodo no sentirlas. Pero, estar, ¡Están! ¡Y ejercen! Cuando las personas no las reconocen y no las acogen como un buen mensajero, se contienen lo más que pueden, sube en ellas la presión, después explotan en gritos, lágrimas, arranques de ira, pánico,… Culpabilizadas y avergonzadas de haberse desmoronado, se prometen retenerse más en el futuro, para explotar aún más fuerte más tarde. Lo que les confirma en la creencia que las emociones son malas, dolorosas, fuera de control, etc. Y les confirma aún más cuando aparecen sus efectos negativos en la salud. Pero es, precisamente, cuando reprimimos y negamos nuestras emociones cuando ellas toman el poder y ejercen un control negativo sobre nuestras vidas.

Entre sufrirlas pasivamente y reprimirlas, hay un justo punto medio.

Las emociones no surgen en nuestras vidas sin razón. Cada emoción tiene una función, una información útil a transmitirnos sobre nuestras vivencias. “Gestionar nuestras emociones” no implica controlarlas y combatirlas, sino al contrario, hay que comenzar por conocerlas, saberlas acoger y tener en cuenta el mensaje que transmiten.

Propongo aprender a utilizar de manera positiva lo que sentimos y hacer de nuestras emociones unos potentes aliados para pilotar nuestra vida.