Los artículos anteriores permitieron comprender que la conexión entre nuestro cuerpo y nuestros pensamientos, creencias y emociones, se produce a través de la energía a distintos niveles de condensación y frecuencia. Y ello nos abre otras maneras de ver la enfermedad y en cómo sanarla. En este octavo artículo y siguientes seguimos centrando la atención en hechos que nos amplían esta comprensión.
La Ley de Equivalencia Mental dice:
Si cambias tus pensamientos, cambias tus emociones.
Si cambias tus emociones, cambias tu actitud.
Si cambias tu actitud, cambias tu vida.
Si cambias tu vida, cambias tu destino.
Los “pro mentales” están de acuerdo con dicha ley, dada su preferencia por el cerebro. Los “pro emocionales” piensan que las emociones pueden estar antes que los pensamientos. Así como el huevo y la gallina coexisten ahora y no necesitamos saber cual de los dos fue primero para vivir, lo mismo sucede con los pensamientos y las emociones. Ambos están ahora y aquí simultáneamente presentes, y sin tener la necesidad de saber su orden cronológico de aparición para vivir, si podemos afirmar que tanto los pensamientos como las emociones contribuyen a generar actitudes.
¿Qué significa la frase de Einstein: “La actitud del observador modifica lo observado”?
El famoso experimento educativo de Robert Rosenthal, profesor de psicología social de la Universidad de Harvard en 1964, ayuda a entender su sentido:
Primero, aplicó una prueba de inteligencia a un grupo de escolares. Acto seguido, dividió al grupo en dos clases, al azar. A los profesores del primer grupo les dijo que tenían estudiantes normales; a los del segundo grupo les señaló que sus estudiantes “estaban por encima del promedio, y se podía esperar progresos notables de ellos”. La diferencia entre los dos grupos era pura ficción.
Al final del año, Rosenthal volvió a aplicar la prueba de inteligencia a todos los estudiantes. El resultado fue que los falsamente descritos como superdotados ante sus profesores, alcanzaron mejores resultados que los del grupo de comparación.
Aunque los dos grupos eran igual de competentes, las expectativas de sus profesores fueron muy distintas. Se descubrió que cuando éstos esperaban más de un alumno, le sonreían más, lo miraban más tiempo a los ojos, le incitaban a responder con mayor frecuencia, le presentaban problemas más retadores, le ayudaban a encontrar la respuesta correcta, le daban más retroalimentación (sin importar si sus respuestas eran correctas o incorrectas) y sus reacciones de elogio eran más claras. Su comportamiento consciente e inconsciente, su actitud facilitó el éxito de sus alumnos.
Según el que se ha venido a denominar Efecto Rosenthal, las personas que tienen expectativas positivas de sus hijos, alumnos o colaboradores, generan un clima socio emocional más cálido, entregan más información, dan mejor retroalimentación sobre los resultados alcanzados y le ofrecen las mejores oportunidades.
Sin embargo, el experimento también mostró que los profesores no respondían bien a los buenos resultados de los estudiantes considerados menos inteligentes. “Un buen resultado inesperado de alguien inesperado, tiene riesgos para el que lo alcanza”.
Encontramos un avance de ello en la mitología griega con el rey Pigmalión, escultor aficionado que se quedó tan cautivado por la belleza y perfección de la figura que esculpió de una mujer, que suplicó a la diosa Afrodita que le diera vida. La diosa le concedió esa gracia y Pigmalión se casó con su propia obra.
Einstein y los Efectos Rosenthal y Pigmalión nos llevan a la frase: ”Creamos lo que creemos”. A través de las expectativas positivas o negativas que tenemos de otros, estamos ayudando a que esta imagen cobre vida y se vuelva realidad.
Carlos Surroca utiliza y aplica la Sistémica para detectar, desbloquear atascos emocionales, vencer limitaciones, esclarecer motivaciones y clarificar los caminos a seguir en su trabajo de acompañamiento individual a personas, líderes, emprendedores, empresas, empresas familiares y organizaciones, o a través de los Talleres y Seminarios de su web http://www.inteligenciasistemica.es
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