Los artículos anteriores permitieron comprender que la conexión entre nuestro cuerpo y nuestros pensamientos, creencias y emociones, se produce a través de la energía a distintos niveles de condensación y frecuencia. Y ello nos abre otras maneras de ver la enfermedad y en cómo sanarla. En este séptimo artículo y siguientes seguimos centrando la atención en hechos que nos amplían esta comprensión.
Cuando a Sir Martin Brofman le diagnosticaron un tumor en la columna ya en proceso terminal y le pronosticaron tan solo uno o dos meses de vida, se sintió estimulado a investigar la relación existente entre la conciencia y el cuerpo para encontrar una cura a su enfermedad. Decidió trabajar consigo mismo utilizando técnicas de relajación, visualización, pensamiento positivo, meditación y afirmaciones aprendidas en el Método Silva. Buscó en todas las áreas que le pudieran proporcionar alguna información útil para salvarse. Después de dos meses de trabajo intenso, los médicos le dijeron que “debían haber cometido algún error” porque el tumor ya no existía.
Recopiló todas sus experiencias en un sistema de curación que denominó Cuerpo-Espejo, dado que considera el cuerpo de la persona como el espejo de su vida. Las partes del cuerpo que no funcionan debidamente reflejan los aspectos de la vida de la persona que tampoco funcionan de un modo adecuado. El estrés relacionado con algún aspecto particular de su vida, se acumula en forma de tensión a nivel físico, en una zona concreta del cuerpo. Así pues, podemos considerar el cuerpo como un mapa de la conciencia del individuo. El proceso curativo consiste en liberar las tensiones del cuerpo y de la conciencia, y volver al estado natural de equilibrio, utilizando un conjunto de instrumentos accesibles a cualquier persona que desee aprender el proceso y aplicarlos con toda facilidad. La idea de Sir Martin Brofman es que “todos tenemos el poder y la capacidad de curarnos a nosotros mismos”.
“Todo empieza en mi conciencia. Todo lo que sucede en mi vida y sucede en mi cuerpo empieza con algo que ocurre en mi propia conciencia. Cuando en mi vida se presentan ciertas situaciones, yo elijo responder a ellas de una determinada manera. Yo tomo las decisiones, yo decido qué pensar, qué sentir, qué hacer. O puedo no decidir, lo cual es también una decisión”.
“Aunque puedo pensar en ciertos casos que las causas de las enfermedades o de los problemas físicos provienen del exterior, también pienso que ello sucede sólo cuando mi conciencia lo permite. Si continuo buscando soluciones externas, seguiré sin ver las situaciones de mi vida y las tensiones relacionadas de mi conciencia que han creado los síntomas físicos. En consecuencia, me veré como una víctima de las circunstancias, como alguien que mi inconciencia impide plantearme qué puedo hacer yo por mí. Por tanto, nada haré al respecto y, en consecuencia, continuaré sin liberar las tensiones de mi conciencia que se interponen entre yo, mi salud y mi felicidad”.
“Si elijo hacer algo para aliviar mis síntomas de una manera distinta a los enfoques tradicionales, lo puedo hacer reorientándome hacia la idea de que todo empieza en mi propia conciencia. Así, estaré asumiendo mi responsabilidad en todo lo que ocurre en mi cuerpo, en mi vida y también en todo lo que permito aceptar en mi conciencia. Así, creo mi realidad. Así, reconecto con mis ilimitadas capacidades internas que siempre he tenido a mi disposición para curarme y utilizarlas. Así, puedo responder a mi entorno de una manera distinta y mejor. En alguna parte profunda de mi interior sé que todo se puede curar”.
Carlos Surroca utiliza y aplica la Sistémica para detectar, desbloquear atascos emocionales, vencer limitaciones, esclarecer motivaciones y clarificar los caminos a seguir en su trabajo de acompañamiento individual a personas, líderes, emprendedores, empresas, empresas familiares y organizaciones, o a través de los Talleres y Seminarios de su web http://inteligenciasistemica.es
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